⇶ La Educación en México ⇶
Durante sus primeros diez años, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (inee) se ha encargado de sistematizar
y generar información para valorar, de la manera más integral posible, la calidad de la educación básica y media
superior en nuestro país. El aseguramiento de la validez de la información y de los datos que produce o utiliza el inee
constituye un elemento central de su metodología de trabajo. Por tanto, evita generar y difundir información que ofrezca
una imagen sesgada de la situación del Sistema Educativo Nacional y que pueda inducir a un mal diseño o valoración
equivocada de las políticas educativas y de la asignación de los recursos.
En este documento, se presenta un conjunto de datos sistematizados que ofrece una mirada objetiva y sucinta sobre cuál
es el estado que guarda el cumplimiento del derecho a la educación obligatoria en México. Con base en ese diagnóstico,
en un segundo apartado se reconocen avances y limitaciones y se hace un punteo de los asuntos que, a juicio del Instituto,
requieren atención prioritaria, siempre en la perspectiva de una acción política que pone en el centro la equidad y
visualiza los problemas educativos de manera integral.
I. ¿Cuál es el estado del derecho a la educación en México?
Premisas
· La educación es un derecho humano esencial que posibilita el ejercicio de los demás derechos.
La educación promueve
la libertad y la autonomía personal. Gracias a ella, es posible mejorar las condiciones sociales, económicas y culturales
de un país; está demostrado que el incremento de la escolaridad de la población se asocia con el mejoramiento
de la productividad, la movilidad social, la reducción de la pobreza, la construcción de la ciudadanía y la identidad y,
en definitiva, con el fortalecimiento de la cohesión social.
· El Estado mexicano tiene la obligación de garantizar condiciones suficientes para asegurar, sin discriminación alguna,
el derecho de todas las personas a recibir una educación de calidad. Esto significa, al menos, que asistan de manera
regular a la escuela, permanezcan en ella hasta concluir la escolaridad obligatoria y, en ese tránsito, logren aprendizajes
relevantes para la vida.
· Existen, por supuesto, condiciones estructurales que representan retos importantes para que el Estado mexicano
garantice el derecho a la educación. Esas condiciones refieren fundamentalmente a: o el gran tamaño de la población que reside en el país: poco más de 112 millones de personas, de las
cuales casi 30% tiene entre 3 y 17 años, esto es, la edad típica para cursar a la educación obligatoria;
o la dispersión poblacional: 23% de los habitantes vive en alguna de las 188 594 localidades rurales
que hay en el país;
o la diversidad lingüística: 6.2% de la población de 3 y más años de edad habla alguna de las más de
60 lenguas indígenas, y
o la acentuada desigualdad en la distribución de la riqueza: mientras 21.2 millones de mexicanos viven
en situación de pobreza alimentaria, 11.3 millones (el 10% más rico) concentran 38% del ingreso
corriente nacional.
No todos los niños y jóvenes asisten regularmente a la escuela y permanecen en ella hasta concluir su
escolaridad obligatoria en el tiempo previsto.
· Casi la totalidad de niñas y niños de 6 a 11 años (97%) asiste a la escuela primaria y se avanza de manera importante
hacia la universalización de la educación secundaria, ya que 91% de los niños de 12 a 14 años asisten a ella. No
obstante estos logros, la cobertura universal del preescolar y del bachillerato aún constituyen un desafío: en 2010,
sólo asistía a la escuela 71% de la población entre 3 y 5 años y 67% de quienes tenían entre 15 y 17 años de edad.
· A pesar de que en la última década se registraron avances importantes en términos de equidad en el acceso a la educación
obligatoria, la inasistencia a estos niveles escolares continúa siendo más aguda para la población vulnerable,
especialmente para los niños en hogares pobres, indígenas, que viven en localidades aisladas o cuyos padres cuentan
con poca escolaridad.
· Las brechas son importantes cuando se trata de jóvenes entre 15 y 17 años. La asistencia a la escuela es considerablemente
menor entre quienes están en situación de pobreza alimentaria (27 puntos porcentuales menos que los no
pobres) y para quienes trabajan en jornadas de medio tiempo o mayores (61 puntos menos que los que no trabajan
o laboran jornadas más breves).
· Respecto de la equidad de género, casi de manera imperceptible se abre la brecha; ahora desfavorable para los varones,
pues ellos asisten a la escuela en proporciones ligeramente menores que las mujeres (0.3 puntos porcentuales
en el caso de quienes tienen entre 6 y 11 años y casi 2 puntos entre los jóvenes de 15 a 17).